domingo, 15 de febrero de 2009

Oasis, clásico de bolsillo

Apenas tenía unos pocos singles publicados, y Oasis ya actuaba como un clásico vivo, todo soberbia y tuteo a las fuentes universales del saber (Beatles, Stones, The Who). Han pasado 15 años y el grupo de Manchester se acerca a su sueño. Los Gallagher son ya unos clásicos, al menos para una generación huérfana, precisamente, de Beatles, Stones y The Who, y que ve en ellos un asidero fiable esculpido en roca natural, con canciones orgullosas, altivas y con ADN de himno, que levantan el ánimo y aspiran a la inmortalidad.Un disco algo superior a los tres anteriores, Dig out your soul, ha facilitado un inesperado repunte de popularidad del grupo, que ha pasado de actuar en el Pavelló del Vall d'Hebron (4.500 personas), a llenar el de Badalona (11.000) con meses de antelación. ¿Qué ha ocurrido? Pues que Oasis ha accedido a la casilla de grupo de referencia y es descubierto por una nueva generación. Como The Cure o Depeche Mode, que llenan ahora los mayores recintos de su vida sin publicar discos memorables. Audiencia nueva y fresca, en fin, que, en Badalona, se entregó a Wonderwall, Supersonic y Don't look back in anger como sus mayores lo hacían con Revolution, Jumpin' Jack Flash o Won't get fooled again. La tradición familiar se conserva. ¿Quién dijo que el rock perdía base social?Su directo del viernes fue impetuoso y compacto, como siempre. Algo falto de chispa comunicativa, también como siempre. De Liam Gallagher no esperamos que oficie comuniones catárticas: su carisma es, digamos, introspectivo. Pero la máquina chutó desde la entrada con Fuckin' in the bushes y el manifiesto Rock'n'roll star, tirando de texturas gruesas, con un extra alimenticio suministrado por los teclados del melenudo Jay Darlington (ex-Kula Shaker), a quien Noel Gallagher presentó con sarcasmo ("¿alguien ha visto El señor de los anillos?")

CLÍMAX 'BEATLE'
Seis canciones nuevas, entre ellas la efectiva The shock of the lightning, la ingeniosa To be where there's life y el extraño momento cumbre: I'm outta time, puro sonido Oasis en clave emocional, firmado no por Noel Gallagher sino por Liam, siempre relegado en el terreno compositivo. Dedicaron Slide away a Paul Weller y tiraron de éxitos de diversos tamaños, desde Cigarettes & alcohol a Lyla, recordando que este es un grupo conservador también en la elección de su repertorio. El clímax: Champagne supernova y I am the walrus, de los Beatles, que ya ofrecían en sus comienzos.A su paso por Badalona, el grupo llevó su repertorio de modos tradicionales algo más allá: en una entrevista a TV-3, Noel Gallagher apuntó que esta gira "podría ser la última" y alegó "cansancio". Los grupos que aspiran a la trascendencia y la longevidad suelen mantener a los fans en tensión con estos anuncios. Tranquilos, pues: si siguen al pie de la letra el manual stoniano, esas declaraciones garantizan una feliz vida a Oasis hasta, al menos, el 2032.

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